Se cree que el recinto ya se usó como refugio para la población existente en la zona durante la invasión islámica (año 903), y que más tarde volvió a ser usado durante la reconquista cristiana de Jaime I en 1229. Pasó a manos de Nuño Sanç hasta su muerte en 1241, en que fue heredado por su sobrino Jaime I.

En 1248, durante la conquista de Mallorca por el rey de Aragón Alfonso III, la resistencia del castillo fue escasa, rindiéndose a los pocos días de asedio. Desde esa fecha y hasta mediados del siglo XIV estuvo en funcionamiento ante los continuos enfrentamientos por la titularidad del Reino de Mallorca. Después, pasó a actuar como lugar de vigilancia ante posibles ataques marítimos. A finales del siglo XV prácticamente se encuentra en desuso, aunque fue un punto de resistencia en el movimiento de la Germanía, enfrentándose a asedios entre 1522 y 1524, siendo el único de los tres castillos roqueros que permaneció leal a la Corona y que resistió el embate de los hermanados.

Transcurrida esta etapa, el castillo se mantuvo más o menos activo frente a posibles amenazas que llegaban desde el mar, pero su degradación y pérdida de importancia fueron en aumento. En 1811 fue vendido por el Estado español a un propietario particular y abandonó totalmente su función de fortaleza.

El Castillo está cerrado al público (Febrero 2023), no se puede visitar. Nos tenemos que conformar con hacer algunas fotos desde el exterior del recinto.

Cuevas y restos arqueológicos

La visita al castillo sólo es la primera parte de vuelta, a continuación seguimos por un sendero a los pies del castillo para visitar las cuevas, las dos principales son la Cova Calenta y la Cova dels Bous.
La zona presenta numerosas cuevas con restos arqueológicos mucho más antiguos que remarcan un uso continuado del espacio desde época prehistórica -documentadas desde el Bronce antiguo (alrededor del 2200 aC) que podría calificarse como un lugar sagrado de culto.

Seguimos por el sendero bien marcado dando la vuelta, además de las cuevas, son protagonistas los enormes cactus que encontramos por el camino, son espectaculares como se ve en las fotos de la galería.

Regresamos al Coll de sa Rota Penjada y seguimos en dirección noreste hacia el Puig de sa Comuna Grossa. El terreno es bueno para correr y de buena pisada, aunque rompe piernas, ya que es un continuo sube y baja. Al llegar a unos viñedos, damos la vuelta para regresar hacia s’Horta por unos caminos rurales situados más hacia el Este

Baterías de costa y Lleona de s’Horta

El camino de regreso hacia s’Horta es muy agradable, siempre con el castell de Santueri a la vista y unos paisajes fantásticos. La última visita que haremos antes de acabar la ruta son las antiguas baterías militares de costa, instaladas al inicio de la guerra civil, en 1936. Nos desviamos por un camino hacia el Puig Company o Puig de sa Lleona, que toma el nombre de una escultura realizada por uno de los soldados destinados a la batería costera situada sobre esta colina. En Felanitx es conocida como Sa Lleona de s’Horta, la podremos ver al principio del camino, es muy pintoresca esta escultura.

Vamos siguiendo el camino hacia las instalaciones militares, vale la pena la visita, y subimos a la cima del Puig Company, una altura discreta pero con excelentes vistas. Para finalizar la ruta, salimos a la carretera de Porto Colom a s’Horta y finalizamos esta fantástica y exigente vuelta. Tener en cuenta que son 20 km y más de 600 metros de desnivel positivo.