Es una subida rápida por la que llegamos al puig des Racó (386 m), en su cima veremos el vértice geodésico y una torre de vigilancia de incendios. Rodeamos la caseta y hacemos un giro de 180 grados en dirección Noreste, el terreno es más plano aunque incómodo con abundante roca. Continuamos paralelos a una rejilla que marca la delimitación de la finca pública y además los municipios de Artà y Capdepera, las vistas son espectaculares.

Llegamos a un collado (coll de ses Buines), en dónde saltamos a la otra parte de la rejilla por un botador de madera. Seguimos por la cresta, no hay camino, sólo algunas fitas y coronamos el Puig Aguillonat. Continuamos por un tramo complicado, tenemos que salir de la cresta y descender para continuar, pero sin grandes dificultades.

La siguiente altura que coronamos en la Muntanya de Ca’n Mir (353 metros), volvemos a caminar cerca de la rejilla e iniciamos el descenso hacia el Coll de Sant Joan. Más adelante, aparece un sendero bien marcado, decidimos alargar un poco la ruta y en lugar de coger el atajo directamente hacia el Coll de Castellàs, llegamos a una pista que comunica el GR222 y Capdepera.

Ya en la pista, la seguimos en dirección Noroeste con la intención de enganchar el GR222 hacia el Coll des Racó. Para acortar, cogemos una pista que va por dentro de un desfiladero, fácil de seguir, sólo el último tramo hay que ir fuera de camino, aunque hay algunas filtas.

Ya en la pista del GR222 que baja hacia Cala Torta, ya sólo nos queda seguirla unos 2 km y llegamos al punto de inicio. Une excursión difícil, no apta para personas sin experiencia en montaña, gran parte de la ruta es sin camino y con pisada incómoda. Y por supuesto, evitar los meses de calor, no hay sombras.