Seguimos subiendo y llegamos al inicio del camino empedrado de Ses Voltes den Galileu, justo antes a la derecha podremos ver la Casa de neu de Son Macip, un pozo de nieve restaurado por el Consell de Mallorca. La subida por Ses Voltes es preciosa y espectacular, la pendiente es muy exigente, de frente tenemos las paredes de la Mola de Son Macip.

El camino describe curvas cerradas en zig-zag que ascienden rapidamente y las vistas hacia Tramuntana Norte son de primera división. Ya en la parte superior, el camino llanea bastante y seguimos por en GR221 sin problemas. Obviamos el desvío hacia la Casa de neu den Galileu y seguimos por la izquierda en dirección al Puig Galileu.

Llegamos a un collado, recto continua hacia la cima del Puig Galileu, nosotros giramos a la derecha por un tramo en descenso que baja hacia el camí de Nevaters, llegamos al Coll Telègraf y seguimos hacia el Coll des Prat (1.207 m), siguiendo el GR221.

Descendemos por el Comellar des Prat unos minutos y justo en una curva a la derecha, en dónde hay un poste de madera, sale un sendero hacia el Pas de s’Argentó. Este sendero, transcurre paralelo a las paredes del Massanella, los paisajes son espectaculares. El sendero es fácil de seguir, hay algunas fitas.

Más arriba, llegamos al Pas de s’Argentó, realmente el paso empieza más abajo, en el Coll de s’Argentó, nosotros lo cogemos más arriba y hacemos la parte más complicada, por un terreno con mucha piedra y pendiente. Hay que poner las manos para progresar, es bastante incómoda la subida.

Superado el paso, ya nos encontramos en la parte más fácil, cerca de la cima por un terreno más llano. Coronamos el Puig de Massanella (1.365 m), la segunda montaña más alta de la isla y disfrutamos de las vistas, hacía algunos años que no subía y siempre es emocionante subir a esta cima.

El descenso lo hacemos por la vía tradicional hacia el Coll de sa Línia, vamos bajando hacia el Pla de sa neu, un lugar cuyo protagonista es un Tejo solitario que ofrece una buena sombra y cobijo en caso de calor sofocante. Cogemos un antiguo atajo fitado para variar un poco el itinerario, nuestra intención es bajar por el Pas des Fil, pero al final decidimos bajar por el atajo que indica el track.

Sin problemas, bajamos hacia el Coll de sa Linea, es un descenso rápido y una gran parte transcurre por dentro del bosque. Seguimos por el camí de Comafreda, ya dentro de la finca de Massanella y llegamos al Coll de sa Batalla. Como tenemos el coche en Son Macip, tenemos que alargar la ruta hacia Lluc y seguir por el GR221 en dirección a Escorca, hasta que salimos a la carretera, cerca de Son Macip.

En definitiva, una ruta exigente y larga (unos 16 km), no aconsejable para personas sin experiencia en montaña ni acostumbrada a ir por terrenos incómodos y fisicamente exigentes. Evitar hacerla en los meses de calor, en la mayoría de la ruta, no hay sombras.