Finca Galatzó, Mola de s’Esclop i Pas des Cossis

 

Descripción

Mola de s'Esclop


Itineario muy exigente por territorios de la finca del Galatzó y que nos llevará a dar una preciosa vuelta hasta la Mola de s’Esclop y el Pas des Cossis. Espectacular sin duda, y que no conviene hacer los meses de verano.

Itinerario

  • Cases de Galatzó
  • Comellar de ses Sínies
  • Mola de s’Esclop
  • Font des Quer
  • Coma de’n Vidal
  • Pas des Cossis
  • Desvío Serra Pinotells
  • Comellar Sínies
  • Cases de Galatzó

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Cerca de la población de Es Capdellà, se encuentra la Finca Pública Galatzó, desde la barrera que da entrada a la finca, se pueden aparcar los coches y es el punto en donde se inicia la ruta. Por la finca de Galatzó, se pueden realizar varios itinerarios, esta ruta va por el Itinerario de ses Sínies. La primera parte de la ruta, es bastante llana, en primer lugar cruza la finca, y se asciende por el precioso comellar de ses Sínies. Ya en la parte superior se llega a un cruce de caminos, hacia la izquierda hay un senderito que conduce sin problema a la mola de s’Esclop.

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Desde la cima de s’Esclop se disfrutan de unas vistas únicas, con el mar Mediterráneo de fondo, además, esta gran mole de piedra alberga la caseta de n’Aragó cuya historia es muy interesante. Desde allí, se inicia un fuerte descenso en dirección Noreste hacia un precioso collado con el suelo que conforma una alfombra verde y en el que se puede encontrar una Era y una barraca.

Se sigue descendiendo hacia sa Font des Quer dando la vuelta a la mola y regresar al cruce de caminos anterior e ir en dirección a la Coma de’n Vidal por un bonito y ancho camino forestal de descenso. El camino pasa delante del refugio de la Coma de’n Vidal, y, en el próximo desvío se continua recto en dirección al Puig Galatzó.

En poco tiempo se llega al área recreativa de Ses Serveres, detrás de una barraca de carboner se inicia una subida en zig-zag al Pas des Cossis. Una vez arriba, hay que desviarse por el camino menos evidente hacia la derecha, pero bien indicado con fitas y paralelo a la Serra de Pinotells. En frente, se observa la cima de Es Morralàs, así se continua siguiendo las indicaciones hasta enganchar con el cruce de caminos inicial y regresar a los coches por el Comellar de ses Sínies esta vez de descenso.

En definitiva, una ruta larga pero muy completa, los paisajes son espectaculares y muy variados con vistas al mar, se asciende a la mola de s’Esclop y además se pueden contemplar algunas construcciones típicas de la Sierra mallorquina. La parte más técnica es el descenso desde la Mola de s’Esclop hacia sa font des Quer, al no haber camino y mucha piedra suelta.

Mapa topográfico

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Datos de interés

La leyenda del Comte Mal

La espectacular orografía de la zona, con el puig del Galatzó dominando todo el paisaje, ha sido, junto a la larga historia de la posesión y de sus habitantes, una constante fuente de inspiración para el nacimiento de leyendas de origen popular. Su magnetismo también ha sido recogido en la obra de escritores y poetas como Miquel Ferrà i Juan, Miquel dels Sants Oliver, Maria Antònia Salvà, Guillem Colom i Ferrà, Joan Antoni Zaforteza , Josep Mª Cuadrado o Carlos Garrido.

Todo ello ha hecho del Galatzó una montaña mágica y misteriosa en el subconsciente y en la imaginería popular y una interesante referencia literaria en el mundo de las letras mallorquinas. La mayor parte de mitos y leyendas en torno a la posesión de Galatzó se centran en la figura del Comte Mal.

Ca’n Formiguera era la casa de Ramon Burgués de Zaforteza y Fuster (1627-1694), segundo conde de Santa María de Formiguera, mitificado con el nombre de Comte Mal. La leyenda del Comte Mal quedó arraigado en el sentimiento popular mallorquín, que los personifica en el conde de Santa María de Formiguera con motivo de la dura personalidad de éste y de los enfrentamientos que con él tenían los habitantes de sus dominios, especialmente de Santa Margarita, a fin de evitar las cargas feudales y los agravios jurisdiccionales a que los quería someter. La torre de la casa, que se ve desde la muralla, constituye uno de los episodios de la leyenda. Tuvo que ser rebajada doce palmos porque el conde no pudiera vigilar una monja de Santa Clara que quería conquistar.

Comte Mal

Cuentan que el conde estaba enamorado de Margalida, monja de Santa Clara, y que el diablo le ayudó a hacer una torre en el mismo centro, situado junto al convento de clarisas, para poder vigilar los movimientos de la enamorada. Esta torre se iba haciendo tan alta que los jurados, escandalizados, detuvieron las obras y obligaron a rebajarla. En el mismo sentido, la tradición también comenta la existencia de una galería subterránea que comunicaba el convento con la casa.

De las innumerables injusticias que se cuentan del Comte Mal, siendo la lista interminable, quizás la más conocida y documentada de entre las muchas que se le imputan, la de 1644, cuando uno de los cabecillas de partidas de bandidos al servicio de los Canamunt, el temido y sanguinario conocido por David Profeta, es ajusticiado. Cabe recordar que en ese siglo XVII, tanto Ciutat de Mallorca como el resto de toda la isla, estaba en una guerra local entre los clanes  de los Canamunt y los Canavall; la Casa de Santa María de Formiguera pertenecía al primero.

Días después, por venganza, es asesinado a tiros de arcabuz Baltasar Calafat, Procurador Real y Síndico de la Universitat de la villa de Santa Margalida, de esa muerte es imputado Ramón Burgues-Zaforteza y su inseparable y mal asesor padrastro. Por ese caso criminal, es juzgado en Madrid y condenado a pagar quinientos escudos y el destierro de la localidad margalidera. Pero él siguió cometiendo atropellos, sobre todo en los parajes de Galatzó, donde en su casa central se pueden ver huellas de su carácter despiadado, como una argolla para tener encadenadas a sus víctimas, las que después ajusticiaba en la cercana Font d´en Debades.

Pasado un tiempo, Ramón, queriendo redimir sus penas y salvar el honor de su linaje, levantó a su costa, varias compañías de hombres para servir al Rey en la campaña bélica de Catalunya. En 1645, tras obtener importantes éxitos en la contienda; siendo maese de campo en Girona, el monarca lo nombra Procurador Real de Mallorca, regresando a la isla, donde ejercería su cargo con notabilidad y pasando a ser respetado y profiado por los habitantes isleños.

Aunque su óbito físico se produjo el 25 de octubre de 1694, hay gente que asegura que en las largas noches invernales lo ven por sus tierras que poseyó en vida y por su casal de Can Formiguera a lomos de un caballo verde dejando una estela olorífica de azufre.

La caseta de’n Aragó

A principios del siglo XIX, se produce un curioso episodio que acaba relacionando a François Aragó, un científico francés, con la Mola de s’Esclop y la caseta de piedra ubicada en su cima. Aragó era un científico francés que llega a Mallorca el 8 de Abril de 1.808 para realizar mediciones de cálculo del Meridiano de París, mediante la técnica de triangulación. A principios de Mayo, inicia las mediciones en sa Mola de s’Esclop. Mientras tanto llegaban noticias de los levantamientos del 2 de Mayo desde Madrid contra la invasión francesa. Ante este panorama y el científico francés encendiendo hogueras por las noches para comunicarse con colaboradores en Ibiza y Formentera, lo conviertieron en un espía a ojos de los campesinos y habitantes de la zona.

Se formó una expedición popular para ir en su busca, pero gracias a un marino español que colaboraba con el francés, se adelantó y le trajo ropa para que se disfrazara. De camino hacia Palma, en compañía del marino, unas tropas les pararon, pero como Aragó hablaba perfectamente el mallorquín, no le reconocieron y pudo escapar. Ya en Palma, algunos reconocieron su presencia y para evitar ser linchado, se entregó a las autoridades y fue encarcelado en el castillo de Bellver en Junio de 1808. El 28 de Julio de 1808 logró huir de Mallorca en una barca de pescadores.

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