Castillo de Bellver : Cross 2

 

Descripción

Panorámica

En esta ruta, se presenta otro cross muy interesante por el Parque de Bellver. El primer cross que publiqué es un cross más largo por los típicos caminos dentro del Parque de Bellver. En esta ocasión, hay caminos nuevos, a destacar el camino que va por dentro del Torrent des Mal Pas, hasta Ca’n Barberà en el Paseo Marítimo. El Parque de Bellver es perfecto para iniciarse en el trail running y este cross es otra fantástica opción

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Itinerario
  • Parc de sa Teulera. Entrada Parque Bellver.
  • Camino gasoducto
  • Camino Bonanova
  • Camí de sa Bruixa Joana
  • Torrent des Mal Pas
  • Dàrsena Ca’n Barberà
  • Avinguda Joan Miró
  • Camí del Polvorí
  • Escaleras acceso Castillo de Bellver
  • Sa Capelleta de Bellver
  • Castillo de Bellver
  • La Dolorosa
  • Túnel
  • Camino peatonal
  • Parc de sa Teulera. Entrada Parque Bellver

Tramo gasoducto, próximo autopista

E

n este segundo cross que publico por el Parque de Bellver, el recorrido es muy variado e interesante. Partimos del Parc de sa Taulera y en esta ocasión, desde el mismo parque nos desviamos por el camino perimetral del Parque Bellver, paralelo a la autopista Ma-20 hacia Andratx y seguimos el sendero por el que transcurre el gasoducto que va en dirección a Andratx, hay unos postes amarillos que indican su localización. 

Torrent des Mal Pas

El camino hace una exigente subida y después va descendiendo por unas trialeras bien marcadas y que se dirigen hacia un llano, muy cerca de la Bonanova. Seguimos por una pista y vamos entrando de nuevo al bosque de Bellver, por el camí de sa Bruixa Joana, un camino rodeado de leyendas. Enseguida nos desviamos hacia el torrent des Mal Pas, y seguimos por el sendero que va por el interior del torrente, justo al lado de una pared seca.

Dársena Ca’n Barbarà

El sendero es fácil y muy bonito, hay bastante vegetación y en pocos minutos corriendo, llagamos al Paseo Marítimo, pasamos por los puentes de El Terreno y llegamos a la dársena de Ca’n Barberà. Seguimos paralelos a las embarcaciones, pasamos en club de Mar y por unas escaleras cercanas, accedemos a la Avenida Joan Miró.

Seguimos por la Avenida Joan Miró unos 200 metros, y la abandonamos por unas escaleras en busca del Carrer des Polvorí, una calle que asciende hacia la entrada del Parque de Bellver, y que todavía conserva el empedrado y las marcas de las vías por dónde se subían las piedras para construir el castillo.

Escalones subida al castillo

Entramos de nuevo al Parque de Bellver por una barrera metálica y giramos por la derecha, siguiendo el carrer des Polvorí. Llegamos a la esplanada en dónde están las escaleras que suben directamente al Castillo de Bellver, son 462 escalones por los que subimos y hacemos una parada en Sa Capelleta de Bellver (Oratorio Sant Alonso Rodríguez), una bonito oratorio de data de 1885.

Seguimos subiendo hacia la entrada principal del castillo, disfrutando como siempre de las inmejorables vistas de Palma que se disfrutan. Entramos por un nuevo sendero, justo al lado de la entrada al Parking interior del castillo que va en dirección oeste y llega al cruce de caminos, cerca de la pared seca que delimita el Parque de Bellver.

Dolorosa y túnel

Al llegar a una esplanada, bajamos por la «Dolorosa» por un nuevo trazado que ha sido modificado y nos volvemos a desviar hacia la Bonanova, repetimos un tramo que hemos hecho al principio, y nos desviamos hacia un túnel y volvemos a cambiar de sentido para enganchar de nuevo la pista peatonal.

Ascendemos otra vez hacia la pared seca y cruce de caminos anterior y por último bajamos al Parc de sa Teulera por un precioso sendero al otro lado de la pared seca. Llegamos al Parc de Sa Teulera en pocos minutos, la bajada es rápida y muy cómoda, finalizado este magnífico cross. 

En definitiva, un excelente entreno de trail running, perfecto para cualquier día del año y para cualquier persona. Es exigente ya que el terreno es muy variado, combinando pistas de tierra, trialeras y escaleras.

Mapa topográfico

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Lugares de interés

Castillo de Bellver

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Historia
A

pesar de tener este topónimo tan residencial, el castillo de Bellver se construyó por una necesidad militar. El rey Jaime I, durante la conquista a la isla se percató de que el lado de poniente de Medina Mayurqa estaba muy desprotegido y propuso la construcción de una fortaleza en el monte de la Mezquita, actual monte del castillo y bosque de Bellver. La construcción del edificio no se pudo ejecutar hasta veinticuatro años después de la muerte del monarca conquistador.

Su hijo Jaime II, después de firmar el tratado de Anagni, en 1295, impulsó en Palma tres grandes proyectos: la Catedral, la remodelación y ampliación del Palacio Real de la Almudaina, y el castillo de Bellver. A diferencia de los dos primeros, el castillo se acabó en poco tiempo (1300 – 1330), lo que le confiere un aspecto constructivo unitario. Se encargaron de las obras Ponç Descoll y Pere Salvat los cuales dirigían un ejército de unos doscientos.

Dos siglos más tarde, hacia el año 1551, cuando la guerra cambió sustancialmente con la llegada de la artillería pesada, se construyó en la parte exterior del castillo unas terrazas abaluartadas para colocar cañones. Bellver fue construído para ser un gran guerrero, fue guarnecido con las mejores y hermosas armaduras, y a pesar de todo ello nunca entró en combate, sólo fue puesto a prueba en algunas ocasiones que no significaron ningún desperfecto para el edificio. Quizá su peor enemigo haya sido el tiempo y la desidia. Un ejemplo, sus almenas que un tiempo atrás coronaron sus muros y torres, fueron precipitadas al vacío por el desdén y por algún rayo tormentoso.

Plano del Castillo de Bellver

Plano del Castillo de Bellver

Se desconoce la razón por la que se decidió construir el edificio en planta circular. Bellver es el único castillo gótico que presenta esta tipología.  El castillo presenta en alzado tres niveles contando con la terraza. La planta baja estaba destinada al servicio, a la tropa y a los almacenes. A la planta principal se accedía por unas escaleras de caracol, las cuales aún se conservan casi todas. Las salas del piso principal estaban ocupadas por la capilla de San Marcos, la cocina, las dependencias de la reina y las del rey.

Estas últimas fueron decoradas en 1309 con dibujos de Francesco Cavalieri, en donde se representaban elementos típicos del repertorio gótico civil, como son los vegetales, los cortinajes o escenas cortesanas. Con el paso de los siglos, y la costumbre que se fue imponiendo en Mallorca, por razones sanitarias, de blanquar las paredes provocó que todo el vivo colorido medieval desapareciese de los muros.

El castillo nunca fue residencia asidua de nuestros monarcas. Jaime II, su promotor, no tuvo tiempo de residir. Tampoco lo hicieron el resto de los reyes de la Casa de Mallorca, a excepción de la reina Violante de Vilaragut, esposa de Jaime III, y sus hijos, los infantes Jaime el Desafortunado e Isabel, que lo visitaron como prisioneros de Pedro IV de Aragón tras la batalla de Llucmajor.

De la Casa de Aragón, el único rey que residió en Bellver fue Juan I, que en 1395 se trasladó de Barcelona a Mallorca huyendo de la peste. Su visita a la isla se convirtió en una auténtica pesadilla para los palmesanos debido a los abusos de la tropa y de la corte. Curiosamente, un sitio tan bello como Bellver fue utilizado en varias ocasiones como prisión, siendo s’olla, en lo más profundo y oscuro de la torre del homenaje, el lugar más terrible para padecer el presidio.

Muchos fueron los prisioneros del Castillo, pero quizás uno haya sido el más conocido y remembrado: Melchor Gaspar de Jovellanos. Entró prisionero en Bellver en 1802 y salió en 1808, siendo su mejor mentor. Lo inmortalizó con sus descripciones. Durante su cautiverio tuvo la ocasión de ganarse la simpatía de muchos mallorquines, hasta tal punto que, en 1891, fue proclamado hijo ilustre de Mallorca.

En la actualidad, el aspecto interior del Castillo es el resultado de las actuaciones que efectuaron el arquitecto Gabriel Alomar y el conservador de Bellver Francisco Vera. Ambos procuraron reproducir el mobiliario y la decoración que debía tener el edificio en la época medieval.

A pesar de su historia, de todo lo vivido por el Castillo, uno de sus episodios más relevantes tuvo lugar en el siglo XX. En septiembre de 1931, gracias a las gestiones del diputado en Cortes, D. Alejandro Jaume y Rosselló, el Gobierno de la República cedió el bosque y el castillo de Bellver al Ayuntamiento de Palma para uso y disfrute de todos sus ciudadanos.

Bartomeu Bestard, Cronista de Palma: «Crónica de antaño: El castillo de Bellver» (DM, 11/06/2006)

Las cuevas de Bellver

Las cuevas de Bellver

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l Castillo de Bellver es quizás más conocido por sus leyendas y cuevas que hay por debajo de su planta. Actualmente se identifican dos cuevas no naturales (excavadas por el hombre) de planta muy irregular, cuyo acceso se encuentra en pleno bosque del castillo). Ambas ocupan un área muy extensa, de unos 30.000 m2, ocupando un espacio de unos 250 metros de largo por unos 200 de ancho.

En cuanto al origen de estas galerías sabemos que ya existían en 1309. Contrariamente a lo que se pueda sospechar, el motivo principal de la realización de estas cavidades no fue extraer piedra destinada a la construcción de la fortaleza. La mala calidad de piedra, la dificultad de extracción en el interior de los túneles, así como el corte de la misma, completamente ajeno al sistema utilizado en las canteras, así lo atestiguan. ¿Para qué tanto esfuerzo en la realización de estos túneles si no era para sacar material de construcción?

Cuevas de Bellver

Cuevas de Bellver

No se descarta la posibilidad de que la cueva hubiese sido excavada con una finalidad estratégica. No debemos perder de vista que el propio rey Jaime II (impulsor de la construcción del castillo de Bellver) perseguido por su hermano, el rey Pedro III, en 1278 tuvo que huir por las cloacas del palacio de Perpiñán. Recordemos también que en el palacio de la Almudaina había un pasadizo que conducía directamente al mar. ¿Mandó, por tanto, el rey de Mallorca construir un «pasadizo secreto» para poder escapar del castillo en caso de ser sitiado? Esta posibilidad, sin haber sido demostrada por el momento, no parece ser descabellada.

El problema de este asunto es que no se ha podido encontrar la conexión entre el castillo y la cueva. El terremoto que hubo en Palma en 1851, pudo ser el causante de los importantes desprendimientos en la cueva, lo que dificulta seriamente la búsqueda del túnel que conectaría con el castillo. Hay que tener en cuenta que la hipótesis del «pasadizo secreto» ha sido alimentada durante siglos por las leyendas populares de los palmesanos. ¿Quién no ha oído hablar alguna vez de un misterioso túnel que une el castillo de Bellver con el palacio de la Almudaina?

Leyendas aparte, insistimos, no es aventurado pensar que las cavidades de Bellver deban su origen a razones de escapatoria ante un ataque al castillo. El acceso o salida de las cuevas se encuentra cerca del torrente del Mal Pas, el cual desemboca en el Corb Marí, en lo que fue la cala de Can Bàrbara, muy cerca de Porto Pí, puerto de Palma en época medieval y, por tanto, puerta natural de entrada y salida de la Isla.

En 1935, el Ejército propuso disponer de las cuevas para guardar casi cuatro millones de litros de gasolina en quince mil bidones de doscientos cincuenta litros cada uno. Con el estallido de la Guerra Civil todo se precipitó. Se prohibió el acceso público al bosque de Bellver y la cueva fue ocupada militarmente. En 1937 se realizaron importantes obras en su interior que significaron la ampliación de la cueva, la cual fue dividida en dos por cuestiones de seguridad. Una se convirtió en polvorín, mientras que la otra se destinó a depósito de combustible.

Escultura en la cuevas de Bellver

Escultura en la cuevas de Bellver

La utilización de un gran número de prisioneros de guerra, permitió realizar una gran remodelación en un corto periodo de tiempo. Las cuevas, convertidas en grandes depósitos militares, dieron muchos problemas debido principalmente a las humedades surgidas por falta de ventilación. En 1940, la mayor parte del bosque de Bellver volvió a ser de uso público. En 1967, tras haberse desmontado los depósitos, las cuevas y la parte del bosque que aún se mantenían bajo el control del Ejército, fueron devueltas al Ayuntamiento de Palma. La humedad siguió siendo el tema pendiente de las cuevas, hasta que en 2002 se realizaron tres conductos de ventilación que solucionaron el problema.

Finalmente, en época del alcalde Joan Fageda, se abrieron al público. En la actualidad las cuevas se pueden visitar durante las fiestas patronales de San Sebastián. Quien se adentre en ellas tiene asegurada más de una sorpresa.

Documentos de interés

Información – Ajuntament de Palma

El museo de historia de la ciutat

Tríptico Castillo de Bellver

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