Entramos al camí dels Horts, una pista ancha que abandonamos a los pocos minutos por un botador por el que accedemos a las marjades y el torrente dels Horts que cruzamos por un bonito puente de madera. Además, unas estacas de madera clavadas en el suelo, nos guiarán en el ascenso por las marjades hacia el inicio de la subida al Puig de n’Escuder.

Sin problemas, llegamos a un muro que forma el Pas del Puig de n’Escuder o Pas des Caçadors, el cual permite ascender por las paredes verticales de la montaña. Hay un tramo bastante expuesto, en dónde hay colocada una cinta para poder agarrarse con seguridad en esta parte más delicada.

Esta es la parte más complicada de la subida, aunque el resto de ascensión hasta la cima no da tregua, es muy vertical aunque no demasiado complicada, la roca tiene buenos agarres, aunque hay que ir con cuidado y tomárselo con calma.

En la última parte de la subida, la pendiente suaviza un poco y entramos en una zona de pinos. La cima está a 574 metros de altitud y son increíbles las vistas que se pueden disfrutar, a pesar de no ser una cima muy alta.

El descenso hacia el camí dels Horts no es complicado, únicamente en el primer tramo, en donde hay una espectacular brecha en la roca, hay que descender por un paso con muy poco espacio para apoyar los pies, hay que tener cuidado. Poco a poco vamos descendiendo al lado de las paredes de la montaña y nos vamos introduciendo en un bonito bosque de pinos.

Pronto podremos ver un muro de piedra que data de la época islámica de unos 800 años de antigüedad. Continuamos descendiendo sin problemas, por el sendero bien definido. Más abajo, llegamos a un collado en dónde tenemos que saltar una pared seca y entramos a bosc del Pinaret dels Horts, por el cual iremos descendiendo en dirección a la finca dels Horts, que al llegar a ella ya engancharemos con el camí dels Horts.

Y ya sólo nos queda disfrutar del agradable paseo de descenso por el bonito camí dels Horts hacia Caimari. Una excursión corta pero con un ascenso complicado y muy exigente.