Camí de’s Contraband por Pas de s’Argamassa y Pas de n’Alís

 

Descripción

Espectaculares vistas de la costa nord

Ruta muy complicada y salvaje por los parajes más salvajes de la isla. Haremos dos pasos complicados, el Pas de s’Argamassa de subida y el Pas de n’Alí o des Contraband de bajada. Seremos testigos de los caminos que seguían los contrabandistas para introducir en la isla diferentes artículos prohibidos por la dictadura. Espectacular excursión no apta para principiantes en montaña.
Itinerario
  • Port de sa Calobra
  • Desembocadura torrente de Pareis
  • Pas de s’Argamassa
  • Camí des Contraband
  • Quarter de Carabiners
  • Coma de ses Cases
  • Pas de n’Alí o des Contraband
  • Torrente de Pareis
  • Port de sa Calobra

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La excursión arranca en el Parking del Puerto de sa Calobra, y nos dirigimos hacia la desembocadura del torrente de Pareis, previamente habremos pasado por un túnel excavado en la roca. La ruta prosigue por el cauce natural del torrente en busca del punto para iniciar la subida hacia el Pas de s’Argamassa

La subida es muy dura y peligrosa, hay que utilizar todos los sentidos para ascender por los acantilados del torrente, hay fitas e indicaciones. El Pas de s’Argamassa tiene un cable en la parte superior para ayudar a superar la parte más complicada, si se tiene vértigo es muy delicado hacerlo.

Una vez superado el paso, el terreno es más llano pero no exento de dificultades, el avance es lento ya que apenas hay camino. Hay que dejar la hilera de fitas que nos conducirían por la izquierda hacia el Morro de sa Vaca y seguir en dirección NorEste por los restos del camino empedrado que configuran el camí des Contraband, que como su nombre indica, se utilizaba en los años de dictadura para traer artículos de contrabando desde el mar hacia el interior de la isla. 

El camino está en muchos tramos deshecho, pero en algunos se conserva en muy buen estado, es espectacular ya que transcurre en los acantilado de la costa norte de Tramuntana, un espectáculo. 

Tras recorrer unos 3 km desde el final del Pas de s’Argamassa, no es muy complicado seguir el camino que llega el Quarter des Carabiners, precisamente un antiguo cuartel para controlar el contrabando en la isla. 

Desde el cuartel, hay que localizar las fitas que nos dirigirán hacia el Torrente de Pareis, por otro paso vertiginoso y complicado, el Pas de n’Alí. Este tramo es muy complicado, e incómodo. Hay mucha vegetación y la pisada muy lenta debido al terreno tan cárstico. El Pas de n’Alí o Pas des Contrabando, está al cerca del Torrente y permite descender hacia él. No hace falta cuerda pero no es fácil descenderlo. 

Ya en el torrente de Pareis, y con el cuerpo magullado y castigado, la última parte es un «descanso» comparado con lo que hemos hecho. Nos queda descender unos 3 km por el interior del torrente, y llegar al punto de partida. 

Mapa topográfico

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Lugares de interés

El Contrabando en Mallorca

«Es increíble la complicidad de todos los habitantes en este negocio, desde las clases más altas hasta las más bajas. Gentes para las cuales sería un caso de conciencia tocar una paja propiedad de otro no encuentran la menor objeción al fomento del contrabando». Una vez más es el archiduque Luis Salvador de Austria el que nos proporciona una valiosísima información sobre los hechos y la gente de nuestra tierra.

Efectivamente, no decimos nada nuevo al afirmar que el contrabando ha sido considerado una actividad popular, no delictiva o, como mucho, tolerada, por lo menos durante los dos últimos siglos. Incluso, aún ahora, cuando se habla de ello, aunque solo sea para recordar una anécdota, se hace con una sonrisa en los labios, entre la complicidad y la admiración. Quizás sea exagerado afirmar que el contrabando forma parte de la idiosincrasia del pueblo mallorquín, pero no lo es tanto decir que ha sido habitual para muchísimas familias mallorquinas durante décadas.

Quarter de Carabiners
El Quarter dels Carabineros, que se construyó para combatir el contrabando, se edificó sobre unos terrenos cedidos por el financiero Joan March

El funcionamiento de esta actividad comercial no es nuevo ni lo descubriremos ahora. Se trata de introducir de manera ilícita en Mallorca, es decir, sin pagar los impuestos correspondientes a Hacienda, productos que después se venderán en el mercado negro, una forma de cometer un fraude al Estado. Para algunos, un delito; para unos cuantos, una manera rápida de hacerse ricos; para la mayoría, una manera de complementar unos sueldos casi de miseria y contribuir así a la economía doméstica. Las mercancías objeto de contrabando eran de todo tipo, aunque las más habituales eran tabaco, café y azúcar, por este orden; pero también whisky y ginebra, pastillas de jabón, electrodomésticos, televisores, piezas de mecánica o, incluso, motos enteras.

La costa de la Serra de Tramuntana, por su particular orografía, ha sido un lugar propicio para el contrabando. No obstante, no se trata de un fenómeno exclusivo de la Serra de Tramuntana, al contrario, otros lugares de Mallorca, especialmente la costa del sur, han sido testigos de esta actividad y, probablemente, con mucha más intensidad y cantidad.

El proceso siempre ha sido el mismo. Procedentes de puertos como Gibraltar, Argel, Tánger u Orán, las embarcaciones llegaban a la costa mallorquina, donde descargaban de noche y en lugares inhóspitos los «bultos», que era como se llamaba a los paquetes que contenían el material de contrabando.

A veces se buscaba algún punto de la costa con la profundidad suficiente para poder llegar a tocar la orilla y descargar las mercancías directamente del falucho a tierra. Este es el caso de Es Canyaret, una zona entre el Port de Valldemossa y el Port des Canonge.

Lo más habitual era encontrar un lugar de la costa resguardado del mar que permitiera la descarga de la nave más grande en las barcas más pequeñas. En la costa de la Serra de Tramuntana, el lugar más habitual era el hechizador paraje de Sa Foradada.

Cuando llegaban a la costa, los «bultos» se guardaban en lugares escondidos que solo conocían algunas personas metidas en el negocio. Estos puntos eran conocidos como «secretos». El «género» permanecía en secreto durante algunos días, o el tiempo que fuera necesario, hasta que se decidía cuál era el momento más adecuado y más seguro para introducirlo en el mercado.

El contrabando ha dejado en la Serra de Tramuntana numerosas huellas en forma de secretos, caminos, topónimos y construcciones. Sin duda alguna, la herencia más vistosa de la época dorada del contrabando, que tuvo lugar durante la primera mitad del siglo XX hasta mediados de la década de los sesenta, la encontramos en el término municipal de Escorca, en la possessió de Es Cosconar. Se trata del Quarter dels Carrabiners (llamado coloquialmente «dels Carabineros»). Es una caserna de dos alturas y que está en proceso de restauración. Fue construida en el año 1924, en unos terrenos cedidos por el financiero Joan March, paradojas de la historia. La misión de este cuartel era controlar, e impedir, la actividad de los contrabandistas en toda aquella zona.

Sea lo que sea, los tiempos han cambiado. Los contrabandistas de hoy ya no son figuras casi míticas que conocían todos los secretos de la costa y que abastecían de café, tabaco y azúcar a una sociedad que padecía hambre. 

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