La ruta sigue por una pista ascendente, hay que pasar varias barreras, una de ellas da acceso a la finca de Son Cadena. Gran parte de la subida transcurre dentro de bosque de pinos y encinas, primero hay que atravesar una zona de Colls de tord, la pendiente se va acentuando, pasamos por restos de camino empedrado que dan muestra de la actividad agrícola y carbonera de la zona.

Más arriba, hay una barrera metálica bien asentada con muros laterales y un tejado en la parte superior, ésta da acceso a la parte superior de la montaña, está abierta y seguramente servía de refugio para la gente local en caso de peligro. La exigente subida continua cerca de los acantilados y más adelante de convierte en una rosseguera, que se supera sin problemas. 

Las vistas son espectaculares y van apareciendo restos de camino, y en poco tiempo aparece el punto más conflictivo de la ruta, ya que la pared seca que forma el marge se ha derrumbado y hay que pasar muy cerca del acantilado, hay una cuerda montada para ayudar a superarlo, realmente no hace falta pero por seguridad, sobre todo si está mojado mejor utilizarla.

Ya en la parte superior, el camino está un poco más sucio y es más difícil de seguir, hay que abandonar el camino para ir hacia la cima en dirección norte por una vaguada con mucha pendiente siguiendo las indicaciones y fitas. Y en poco más de 1 hora, llegamos a la cima del Puig de Alcadena, a 817 m. de altitud disfrutando de las excelentes vistas y recuperando el aliento.

Siguiendo la cresta de la montaña en dirección norte, nos dirigimos hacia la cova de s’Alfàbia que está a poco distancia, primero pasamos por el antiguo punto en donde estaba la cima y después siguiendo un senderito estrecho, aparecen unas antiguas ruinas de barracas. La cueva  está cerca pero hay que buscarla, no es fácil de encontrar, se entra por un agujero en en suelo y vale la pena la visita, en su interior hay una vasija de barro (alfàbia) para recoger agua que de infiltra dentro de la cueva.

El camino de vuelta se realiza por el mismo sitio, no hay posibilidad de hacerlo circular desde Lloseta. Una cima muy bonita e interesante, para repetir en muchas ocasiones.

Después de haber cenado, las que se encontraban encima del Puig d’Alaró empezaban a tirar hilos hacia la cima del Puig de s’Alcadena y, viceversa, las de ésta cima tiraban cables hacia la otra. Una vez tendidos los cables, como si fuera un puente, iban por encima haciendo mil equilibrios o, por debajo, agarradas con las manos, bailando y haciendo mucho escándalo, que se podía percibir más allà de Tossals Verds. 

Al romper el alba, cuando las lechuzas volvían a su escondite, se acababa el jolgorio y regresaban de nuevo a sus escondites, cuevas y refugios y no regresaban hasta el sábado próximo.